Ser Disciplinado, Aceptar la Corrección
Por: Robert J. Tamasy
Extraido del portal: http://www.vidaytrabajo.org/content/view/104/47/
Incluso aunque los seres humanos son por mucho los organismos más complejos y sofisticados sobre la tierra, aún hay verdades y principios valiosos que podemos aprender de otros ámbitos de la naturaleza. Considera el mundo vegetal, por ejemplo. ¿Has tratado de cultivar tomates, rosas o uvas? Aunque estas plantas son muy diferentes, todas ellas comparten una necesidad común: el ser "preparadas" para crecer apropiadamente. Sin algún tipo de marco de soporte para ayudarlas a despegar y permitirles crecer, ninguna de estas plantas sería muy productiva. Sin embargo con el soporte y cuidado apropiado producirán muchos y maduros frutos o bellas y delicadas flores.
Otro término que podemos usar para este "entrenamiento" botánico es disciplina -- aplicar métodos específicos para asegurar que crecerán acorde a su diseño. Disciplina es también un importante concepto en el mundo del trabajo. Se necesita disciplina para llegar a tiempo al trabajo todos los días. La disciplina nos pide el dedicar el tiempo y la energía necesarios para completar una tarea o un proyecto difíciles. Y la disciplina nos motiva a adquirir la preparación y las habilidades necesarias para realizar nuestros trabajos más efectiva y eficientemente.
Sin embargo, a veces la disciplina debe ser impuesta sobre nosotros por otras fuentes -- como un supervisor, o un mentor. Como una planta de tomate que necesita apoyarse en una vara o en alguna otra forma de soporte para que crezca apropiadamente, alguien con autoridad sobre nosotros puede ser necesario para disciplinarnos para poder crecer apropiadamente en nuestros trabajos.
Desafortunadamente, no siempre recibimos la disciplina buenamente. Si hemos trabajado duro en algún proyecto, nos es difícil ser corregido y que nos digan que no nos desempeñamos en una forma satisfactoria. Puede que haya un elemento en nuestro comportamiento al interactuar con nuestros pares y compañeros que necesite mejorar. O un mentor puede señalar una área de nuestras vidas que necesita ser cambiada o ajustada. El cómo respondamos a tal corrección -- o disciplina -- puede afectar grandemente nuestro futuro éxito. Consideremos algo de lo que el libro de Proverbios tiene que decir acerca de la disciplina:
Nuestra respuesta a la disciplina influye en otros. Si aspiras a ser un líder efectivo, se consiente que la gente estará viendo cómo respondes a cada situación -- incluyendo cómo respondes cuando se te disciplina. "Camino a la vida es guardar la instrucción; Pero quien desecha la reprensión, yerra." (Proverbios 10:17)
La persona sabia aprecia la disciplina. Puede magullarse nuestro ego o desinflarse nuestro orgullo cuando se nos dice que algo que hemos hecho no es aceptable, o que una área de nuestro actuar requiere mejorar. Pero debemos ser sabios para comprender que la corrección es para nuestro bien. Por lo tanto, debemos recibir la disciplina necesaria con humildad y gratitud "El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante." (Proverbios 12:1)
Hay recompensa a través de la disciplina. Al principio, el ser corregido parecería un revés. Sin embargo, la disciplina puede bien resultar en ser un mejor vendedor, un administrador más efectivo o un líder más valorado. Si consideramos la disciplina como un medio para mejorar nuestras capacidades y habilidades, llegaremos a ser mejores. "El que menosprecia el precepto perecerá por ello; Mas el que teme el mandamiento será recompensado." (Proverbios 13:13)
Mostramos interés por otros a través de la disciplina. Un buen líder no permite que un colaborador continúe desempeñándose en una forma abajo del estándar. Por el contrario, al líder le importa lo suficiente para enseñar y demostrar como llevar a cabo una asignación de una forma aceptable y apropiada, como parte de una estrategia para desarrollar al individuo. "El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige." (Proverbios 13:24)
El más grande fracaso es el rechazar la disciplina. La arrogancia y el orgullo destructivo son mostrados por personas que rechazan el ser corregidos cuando su trabajo o su comportamiento está fuera de línea. Tal resistencia puede eventualmente resultar en una gran pérdida -- de un trabajo, de una posesión personal, incluso de las esperanzas y sueños propios. "El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento." (Proverbios 15:32)