¡Dios les bendiga!
Por medio de estas palabras quiero elogiar a las personas de la tercera edad en nuestra congregación. Podría comenzar diciendo: ¡Cuan bella es la ancianidad! La ancianidad es una recompensa y un regalo por parte de Dios. Están repletos de una vitalidad increíble y el anhelo de cada uno es obtener la corona incorruptible. La corona que el Señor Jesús ha prometido para todo aquel que en Él cree.
La luz y el brillo de sus ojos alegra nuestra congregación y sus consejos son valiosos y dulces. Son como una gran medicina que suaviza y endulza el corazón. Su mirada es libre, serena y aunque duro sea el diario vivir su tranquilidad permanece firme.
Moncho, Guilla, Candito, Ada, Julia, Laura son algunos de ellos y me faltan aún por mencionar. Definitivamente nuestro Señor Jesús es su fortaleza en todo momento. La sabiduría está en ellos y las bendiciones del Creador sobreabundan sobre su cabeza. Imagínen como es su interior; ellos guardan preciosos tesoros que ni los descubiertos por el hombre se pueden comparar en valor. Todas sus palabras son un mar de vida y quitan la escoria que pueda tener el corazón. Todos llevan la Biblia adherida a su corazón y la ponen en práctica en toda ocasión.
Me siento contento y orgulloso de pertenecer a una iglesia llena de amor y de ancianos llenos del poder de Dios.
Proverbios 20. 29- La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y la hermosura de los ancianos es su vejez.
Dios te bendiga Samuel. Y Dios bendiga ese manantial poético con el que nos bendices a traves de tus escritos.
ResponderEliminarEs muy noble de tu parte disponer de este espacio especial para hacer una expresión sobre nuestros ancianos de la iglesia. Concurro 100% con tus palabras, y a la verdad que nuestros ancianos son muy importante en la congregación. Y más importante para nosotros es cuidar y velar por ellos y darles el respeto y valor que ellos se merecen y con su gran testimonio se han ganado.
Hacia adelante en el Señor. Sigue así.